“LOS MATÉ
PORQUE ERAN MÍOS”
Ha
llegado el momento de sincerarse, de contaros porque lo hice, como lo hice,
aunque no creo que lleguéis a entender, o al menos no los policías que me
encontraron entre tanta sangre. Si te paras a pensarlo es una imagen muy sádica,
las paredes llenas de sangre y cuatro cuerpos a mi al rededor.Pude ser más
limpia lo reconozco, pero a la primera gota de sangre perdí el control de mi
misma. Juro que tenía una razón valida. No busco el perdón. Fui tonta.
Empecé
con ella, mi hermana Silvia, sólo tenía 5 años pero era la que peor acabaría,
estaba indefensa y ninguno seríamos capaces de hacer nada por ella. Era la
primera porque no quería que pasase miedo si llegase a escuchar gritos o
golpes. Mientras dormía me acerqué, la cogí suavemente por detrás y “crack”.
Rápido, indoloro.
-Dulces
sueños pequeña, se feliz.- Susurré mientras volvía a dejarla en su camita,
tranquila y hermosa como era.
La
siguiente fue mi madre, ella fue más complicada, seguía siendo más alta que yo,
pero me puse de puntillas y pasé el cuchillo sin que se diera cuenta por detrás
de su cabeza, cerca, muy cerca del cuello, le tapé la boca por si gritaba
evitarme problemas. Un movimiento rápido de mi brazo, un corte limpio porque me
había asegurado de que el cuchillo tuviese filo, y la sangre brotó a borbotones
de su cuello, la cocina entera pasó a ser carmesí, hasta la sopa sin alimento
que estaba preparando mi madre comenzó a parecer apetitosa.
No
os confundáis, yo quería a mi madre, lo hice por su bien. Mi padre había
perdido el control de su vida, sin trabajo, borracho, sólo sabía propinarle
duros golpes a mi madre, y un día lo intentó conmigo. Estábamos arruinados, en
la calle y con la crisis nos costaría salir de esa situación. Tomé medidas
drásticas.
Dejé a mi madre tumbada en el
suelo, le cerré los ojos y le di un beso en la mejilla.
-
Se feliz allí donde vayas, y que nadie te lo
quite.
El
próximo fue mi padre, con él no tendría ninguna piedad. Iba a pagar todos los
golpes que le había dado a ella. Le golpeé en la cabeza para dejarlo
inconsciente y poder atarlo al sofá y después le desperté con agua hirviendo.
Rápidamente despertó.
-¿Qué
estás haciendo pedazo de puta? - Miró mi ropa llena de sangre- ¿qué has hecho?
Suéltame.
- Vas a pagar por todo el daño que le has hecho a
mamá. ¿Quién te dio permiso para hacerla desdichada? ¡A ella que te lo dio
todo!
Y
comencé con los cortes, algunos dedos menos, las mejillas, los ojos... Creo que
me pasé y murió desangrado, no estoy demasiado segura, solo sé que sus gritos
pararon. Entonces llegó el momento de
acabar conmigo, no iba a dejar que me atraparan, yo quería irme con Silvia y
con mamá, pero en ese momento pasó algo con lo que yo no contaba: sonó el
timbre. Al abrir la puerta vi a mi novio Marcos que venía asustado por mi nota
de despedida, fui rápida, antes de que se fijase en mi ropa y en el panorama
que había en mi casa, le dí un beso en los labios y le apuñalé.
-Te
quiero- Le dije mientras caía en mi regazo, no le iba a dejar en éste mundo, me
lo llevaba también conmigo.
Lo
siguiente que recuerdo fue la luz de sus ojos irse y la policía aparecer por
casa, seguramente algún vecino había llamado. Solo quiero irme con ellos, no
quiero estar en la cárcel, no me dejéis vivir sin ellos. Quiero estar con Marcos.
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